Hermandad del Cachorro

Basílica del Santísimo Cristo de la Expiración

Colocada la primera piedra el 28 de abril de 1946, se decidió construir junto a la Capilla del Patrocinio otra capilla adosada, según un proyecto redactado por el arquitecto Aurelio Gómez Milán. La fachada se comenzó a levantar en el año 1.964. Tiene vano adintelado con pilastras laterales, jamba, óculo y espadaña. Se decora con veintiún paños de azulejos de estilo portugués, en tono azul cobalto; en las jambas se representan los misterios del Santo Rosario, y en el arco, escenas de la vida de la Virgen. Fueron pintados a témpera por Antonio Rodríguez Herrera en 1.922, pasándose a cerámica por José Escolar Mateos en la trianera fábrica de Montalván. En el tímpano sobre la puerta está ubicado un grupo escultórico de La Piedad. Fue donado por doña Carmen Córdoba de León Sotelo, viuda de don Fernando Guimerá, y sus hijos Fernando, María del Carmen e hijo político Agustín Artillo Pabón, por entonces accionistas mayoritarios de la prestigiosa firma de cerámica Mensaque, Rodríguez y Cía. La ejecución, en azul cobalto sobre blanco en consonancia con los anteriores citados, correspondió al ceramista Antonio Hermosilla Caro, según boceto a témpera del pintor Juan Antonio Rodríguez, el mismo que  veinticinco años antes hiciera los bocetos de los paños de la portada. A la izquierda de la fachada se nos presenta un soberbio retablo cerámico del Santísimo Cristo de la Expiración. Es obra del  ceramista Manuel Arellano y Campos sobre 1.900, que fue donado a la Hermandad en 1.923 y colocado en la fachada de la antigua Capilla. En el lado derecho, sobre la fachada de la capilla antigua, vemos otro retablo cerámico, algo más pequeño, de Nuestra Señora del Patrocinio. Fue pintado por Emilio Sánchez Palacios en 1.999, para conmemorar el XXV aniversario de la Hermandad en su actual formato.

También el zócalo de la nave interior está decorado con azulejos diseñados por el pintor Juan Antonio Rodríguez. Preside la iglesia el altar mayor con el Santísimo Cristo de la Expiración en un ábside realizado en mármol. La nave principal cubierta con una bóveda de cañón con arcos fajones y lunetos, presenta una cúpula con linterna sobre el centro del crucero, que recuerda los modelos de la arquitectura barroca local, contrastando con la sobria ornamentación del interior del templo, de cierto aire neoclásico. En la base de los pilares nos encontramos numerosos azulejos del mismo estilo de los que adornan la portada. Para su elaboración colaboraron los más prestigiosos ceramistas (Kiernam, Peláez, Martínez Adorna, Cortés, Muñoz Ruiz, Escolar Mateos) con las mejores fábricas de la ciudad (Santa Ana, Montalván, Vadillo Plata, Las Lomas).

El 26 de febrero de 1973 sobre las tres y media de la tarde, se originó un incendio en el altar mayor en el día que comenzaba el quinario.

El 22 de febrero de 2012, el papa Benedicto XVI eleva al templo a la categoría de basílica menor, siendo el cuarto templo en Sevilla en recibir esta dignidad, tras la Basílica de la Macarena, la Basílica del Gran Poder y la Basílica de Santa María Auxiliadora. Por otra parte, destaca también por ser la única basílica del barrio de Triana.

Capilla Sacramental

La historia del actual retablo de la Capilla Sacramental se remonta al año 1814, cuando se instaló en su ubicación actual y cuya procedencia era de la Iglesia de San Alberto a cuya comunidad le había sido adquirido. Desde entonces ocupa el Altar Mayor de la Capilla del Patrocinio hasta que, debido a la gran cantidad de fieles que acogen los Titulares de la Hermandad, en 1960 se bendice el nuevo templo del Santísimo Cristo de la Expiración, en el que se ha respetado la antigua Capilla del Patrocinio conectándola como Capilla del Sagrario. En 1982, coincidiendo con el III Centenario de la ejecución del Cristo, se reabre al culto la antigua Capilla, es decir, la Capilla Sacramental, que había quedado en desuso por su mal estado.

El retablo, en su generalidad, posee un sentido didáctico y catequético, en la que se encuentra en el centro reservado el Santísimo en un Sagrario de plata. En el primer cuerpo se ubican a San Pedro Tomás y San Andrés Corsini, y en el centro se venera la imagen de la Virgen del Patrocinio Gloriosa. Ya en el ático se ubican a San Alberto Trapani y San Ángelo mártir de Sicilia, y en el centro un alto relieve del Tránsito de San José. Se tiene constancia de que en los años 90 se realiza una limpieza superficial al mismo, si bien nunca ha sido sometido a una restauración en profundidad desde su instalación. En el s. XIX, como se ha mencionado en el punto anterior, dicho retablo se adquiere a la orden del Carmen Calzado en la Iglesia de San Alberto, y que desde 1877 pertenece a la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri. Es por este motivo que, al no ejecutar un retablo atendiendo a las características del lugar, dicho retablo se ajustaría al espacio actual. Los dos santos carmelitas que se encuentran en el primer cuerpo están cambiados de ubicación, ya que el giro de cabeza de los mismos debe de ir direccionado hacia la calle central del retablo.

En el año 2023, el estado general de conservación del soporte se considera inestable, ya que los principales problemas advertidos se corresponden con las desuniones de los diversos ensambles originados entre las piezas de madera que conforman el retablo, debido a factores de deterioro relacionados con unas condiciones inestables de humedad relativa y temperatura, a las propiedades de la madera y a la metodología concreta de la construcción del retablo. Además, se puede observar una gran cantidad de orificios debido a la colocación de puntillas para el sistema de cableado. A nivel de la capa de preparación y de oro, así como pictórica en el marmoleado y polícroma en las tallas o relieves, se aprecian levantamientos y pérdidas. Depósitos superficiales debido a la fijación de micropartículas de polvo unidas a productos de la combustión de las velas, produciendo una diferenciación muy acusada en diversas partes del retablo. La intervención se fundamentó en dos líneas de actuación, por un lado un carácter conservativo, cuya finalidad fue la de eliminar los daños existentes a nivel estructural y funcional, y por otro, la aplicación de los tratamientos de restauración que contribuyeron a la restitución material y presentación estética de la imagen.

Las piezas mutiladas fueron repuestas ellas que estaban caídas. Se comprobó el correcto funcionamiento del cableado y fue sustituido o eliminado. Además, se aprovechó la ocasión para reubicar a los dos santos carmelitas, al encontrarse ambos cambiados de sitio. Igualmente se acometió todo un proceso de restauración, limpieza y reintegración en el conjunto del retablo para devolverlo a su máximo esplendor. Además se actuó en la limpieza y restauración del dorado del mismo, así como los marmoleados que presenta.

Para tal fin se contó con un equipo multidisciplinar encabezado por Pedro E. Manzano Beltrán y conformado por profesionales del sector de la Conservación y Restauración de Obras de Arte, tales como Licenciados y Graduados en Bellas Artes, Restauración y Conservación de Bienes Culturales, Doctorados en Historia del Arte y Ciencias Químicas, Técnicos Analistas en Informática, Imagen Audiovisual, Fotografía y en Gestión-Evaluación Micro-Climática.

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